Desde tiempos pasados se ha pensado en aquel Lugar donde debe ir toda la maldad. Esto ha tenido diversas opiniones de corte ideológico; sin embargo en la mayoría de religiones se habla, del infierno como un lugar donde se deberán pagar todas las malas acciones que se realizan en la tierra...
El infierno hace referencia a lo subterráneo, un lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los impenitentes. Es equivalente al Gehena del judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, y al Inframundo de otras religiones.
En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimerías del hombre. No se le considera un lugar sino un estado de sufrimiento. En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser neutros (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielo cristiano).
El infierno, el Hades o el Sheol fueron las metáforas que, de manera gráfica, trataron de explicar una actitud y un punto de vista determinado. Basado en el análisis psicológico, se asume al infierno como un estado en donde «se entra por voluntad propia» al igual que el Paraíso, en otras palabras, es un estado emocional y punto de vista accedido por el libre albedrío explicando así los estados agónicos o de perpetuo dolor y sus contrapartes de placer y bienestar que experimentan los seres humanos, expresados como emociones.
En épocas antiguas, la mejor forma de ejemplificar algo era de forma gráfica; lo hacía fácil de comprender para muchos. Basados en los criterios, experiencias y enseñanzas de cada uno, el infierno tiene muchos puntos de vista o perspectivas, ya que lo que podría ser considerado como meritorio para unos, para otros sería deplorable y viceversa.
Las diferentes perspectivas que surgen nos hacen poner de manifiesto que para algunos, el infierno es aquel enfrentamiento que el hombre libra con sus demonios, algo que en el pasado era considerado más bien un lugar al que se llegaba. Los demonios actuales bien podrían ser las emociones negativas, entre las más relevantes: la depresión, ansiedad y desesperación (entre otras).ahora bien, contesta la siguiente pregunta: ¿crees en el infierno?
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